Trastornos de personalidad.
Los trastornos de personalidadson un conjunto de
perturbacioneso anormalidades que se dan en las dimensiones
emocionales, afectivas, motivacionales y de relación
social de los individuos.[1] [2] [3]
Los trastornos de personalidad se incluyen como trastornos
mentales
del Eje II en el Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, y en la
sección de trastornos mentales y del comportamiento en el manual CIE de la Organización Mundial de la
Salud. Personalidad, que se define psicológicamente, como
rasgos mentales y de comportamiento permanentes que distinguen a los seres humanos.
Un trastorno de personalidad se define como experiencias y comportamientos que
difieren de las normas sociales y expectativas. Las personas diagnosticadas con
un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento
interpersonal o en el control de impulsos. En general, los trastornos de
personalidad se diagnostican al 40-60% por ciento de los pacientes
psiquiátricos, y representa el diagnóstico psiquiátrico más
frecuente.[4]
Estos patrones de conducta son típicamente asociados con
alteraciones sustanciales en algunas tendencias de comportamiento de un
individuo, por lo general involucran varias áreas de la personalidad, y casi
siempre se asocia con perturbaciones significativas en la esfera personal y
social. Además, un trastorno de personalidad es inflexible y se extiende a
muchas situaciones, debido en gran parte al hecho de que tales comportamientos
anormales son egosintónicos, en el que los elementos de la conducta,
pensamientos, impulsos, mecanismos y actitudes de una persona están de acuerdo
con el Yo y con la totalidad de su
personalidad; y por tanto, se percibe como adecuados por el afectado. Este
comportamiento puede suponer estilos de afrontamiento desadaptativos, que pueden
conducir a problemas personales y alteraciones tales como ansiedad extrema, angustia o depresión. La aparición de estos patrones de comportamiento por
lo general se remontan al principio de la adolescencia y el comienzo de la edad
adulta y, en algunos casos, a la infancia.[1]
Debido a que la teoría y el diagnóstico de los trastornos de personalidad se
derivan de las expectativas culturales dominantes, su validez es cuestionada por
algunos expertos, sobre la base de su invariable subjetividad. Ellos argumentan que la teoría y el
diagnóstico de los trastornos de la personalidad se basan estrictamente en
consideraciones de tipo social, socio-políticase incluso económicas.
Fundamentación
A diferencia de la dimensión cognitiva (percepciones,memoria,atención, inteligencia, creatividad, lenguaje), al hablar de personalidad se les da preferencia a los procesos emotivos y
tendenciales del individuo, aunque los diferentes factores
ejercen una influencia directa entre
sí.
Los desajustes o trastornos son un producto de diferentes
causas biológicas o medioambientales y, aunque haya que hacer clasificaciones
según ciertas categorías comúnmente aceptadas, el diagnóstico debe hacerse de forma individual.
Hay que tener presente que la misma causa puede tener síndromes diferentes y un
síndrome determinado puede ser la manifestación de causas diversas, condicionada
por la constitución biológica y el medio familiar, escolar y social en el que el
individuo se encuentre.
Los obstáculos que impiden que una personalidad se desarrolle
eficazmente se conocen con el nombre de frustración, y
esta corresponde a las circunstancias que determinan que una necesidad o motivo
fracasen en ser satisfechos. El estado emocional que acompaña a este hecho se
denomina presión psicológica, tensión o ansiedad.
Los trastornos de personalidad hay que limitarlos, por
tanto, a problemas emocionales, afectivos y sociales. Estos últimos sólo cuando
haya evidencias de que fueron causados por perturbaciones emocionales o
afectivas subyacentes, y no cuando son producidos por situaciones ambientales
propiamente, aunque sea muy difícil separar en ocasiones el origen y las
consecuencias de estos trastornos, que son, más bien, una red compleja en la que
es difícil determinar las causas y los
efectos.
Aunque no todos los trastornos de personalidad llevan a
conductas de inadaptación social, hay una frecuencia de que las perturbaciones
emocionales dan como consecuencia un desajuste
social.
[editar] Clasificación
Los dos principales sistemas de clasificación, el
CIE y el DSM, deliberadamente han
fusionado sus diagnósticos hasta cierto punto, pero aún sigue habiendo
diferencias. Por ejemplo, el CIE-10 no incluyen el trastorno narcisista de la personalidad
como una categoría distinta, mientras que el DSM-IV no incluye la transformación persistente de la
personalidad tras experiencia catastrófica o tras enfermedad
psiquiátrica. El CIE-10 clasifica el trastorno esquizotípico de la personalidad del
DSM-IV como una forma de esquizofrenia y no como un trastorno de la
personalidad. El DSM-IV sitúa los trastornos de personalidad como entidades
separadas de los trastornos mentales (Ejes), mientras que el CIE no utiliza un
sistema multiaxial. El diagnóstico y agrupación de los trastornos de
personalidad genera controversia y polémica, pues no están bien definidos los
criterios para diferenciarlos de otros trastornos mentales o distinguir las
categorías particulares de trastornos de la personalidad unas de
otras.[9]
[editar] Lista
de trastornos de personalidad definidos en el
DSM
El DSM-IV-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos) menciona diez
trastornos de personalidad, los cuales se agrupan en tres
grupos:[10]
[editar] Grupo A (trastornos raros
o excéntricos)
Este grupo de trastornos se caracteriza por un patrón
penetrante de cognición (por ej. sospecha), expresión (por ej. lenguaje extraño)
y relación con otros (por ej. aislamiento)
anormales.
[editar] Grupo
B (trastornos dramáticos, emocionales o
erráticos)
Estos trastornos se caracterizan por un patrón penetrante
de violación de las normas sociales (por ej. comportamiento criminal),
comportamiento impulsivo, emotividad excesiva y grandiosidad. Presenta con
frecuencia acting-out (exteriorización de sus rasgos), llevando a rabietas,
comportamiento auto-abusivo y arranques de
rabia.
[editar] Grupo C (trastornos ansiosos
o temerosos)
Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de
temores anormales, incluyendo relaciones sociales, separación y necesidad de
control.
[editar] Diagnóstico
[editar] DSM-IV
El DSM-IV enumera los criterios diagnósticos generales que debe
cumplir un trastorno de la personalidad, además de los criterios específicos
para cada trastorno de la personalidad en
particular:
[editar] CIE-10
El CIE-10 introduce los diagnósticos específicos de cada trastorno
de personalidad con unos criterios de referencia generales que son
similares:
Se requiere la presencia de una alteración de la
personalidad no directamente atribuible a una lesión o enfermedad cerebral
importante, o a otros trastornos psiquiátricos, que reúna las siguientes
pautas:
Para diagnosticar la
mayoría de los trastornos de personalidad, se requiere la presencia de al menos
tres de los rasgos o formas de comportamiento que aparecen en cada descripción.
El CIE añade que para las diferentes culturas puede sea necesario desarrollar un
conjunto específico de criterios que tenga en consideración las normas, reglas
y obligaciones sociales de cada región o cultura.[13]
[editar] Trastorno
de personalidad versus personalidad
sana
Un trastorno de personalidad es un modo patológico de ser
y comportarse que:
En cambio una personalidad sana responde a las siguientes
características:
perturbacioneso anormalidades que se dan en las dimensiones
emocionales, afectivas, motivacionales y de relación
social de los individuos.[1] [2] [3]
Los trastornos de personalidad se incluyen como trastornos
mentales
del Eje II en el Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, y en la
sección de trastornos mentales y del comportamiento en el manual CIE de la Organización Mundial de la
Salud. Personalidad, que se define psicológicamente, como
rasgos mentales y de comportamiento permanentes que distinguen a los seres humanos.
Un trastorno de personalidad se define como experiencias y comportamientos que
difieren de las normas sociales y expectativas. Las personas diagnosticadas con
un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento
interpersonal o en el control de impulsos. En general, los trastornos de
personalidad se diagnostican al 40-60% por ciento de los pacientes
psiquiátricos, y representa el diagnóstico psiquiátrico más
frecuente.[4]
Estos patrones de conducta son típicamente asociados con
alteraciones sustanciales en algunas tendencias de comportamiento de un
individuo, por lo general involucran varias áreas de la personalidad, y casi
siempre se asocia con perturbaciones significativas en la esfera personal y
social. Además, un trastorno de personalidad es inflexible y se extiende a
muchas situaciones, debido en gran parte al hecho de que tales comportamientos
anormales son egosintónicos, en el que los elementos de la conducta,
pensamientos, impulsos, mecanismos y actitudes de una persona están de acuerdo
con el Yo y con la totalidad de su
personalidad; y por tanto, se percibe como adecuados por el afectado. Este
comportamiento puede suponer estilos de afrontamiento desadaptativos, que pueden
conducir a problemas personales y alteraciones tales como ansiedad extrema, angustia o depresión. La aparición de estos patrones de comportamiento por
lo general se remontan al principio de la adolescencia y el comienzo de la edad
adulta y, en algunos casos, a la infancia.[1]
Debido a que la teoría y el diagnóstico de los trastornos de personalidad se
derivan de las expectativas culturales dominantes, su validez es cuestionada por
algunos expertos, sobre la base de su invariable subjetividad. Ellos argumentan que la teoría y el
diagnóstico de los trastornos de la personalidad se basan estrictamente en
consideraciones de tipo social, socio-políticase incluso económicas.
Fundamentación
A diferencia de la dimensión cognitiva (percepciones,memoria,atención, inteligencia, creatividad, lenguaje), al hablar de personalidad se les da preferencia a los procesos emotivos y
tendenciales del individuo, aunque los diferentes factores
ejercen una influencia directa entre
sí.
Los desajustes o trastornos son un producto de diferentes
causas biológicas o medioambientales y, aunque haya que hacer clasificaciones
según ciertas categorías comúnmente aceptadas, el diagnóstico debe hacerse de forma individual.
Hay que tener presente que la misma causa puede tener síndromes diferentes y un
síndrome determinado puede ser la manifestación de causas diversas, condicionada
por la constitución biológica y el medio familiar, escolar y social en el que el
individuo se encuentre.
Los obstáculos que impiden que una personalidad se desarrolle
eficazmente se conocen con el nombre de frustración, y
esta corresponde a las circunstancias que determinan que una necesidad o motivo
fracasen en ser satisfechos. El estado emocional que acompaña a este hecho se
denomina presión psicológica, tensión o ansiedad.
Los trastornos de personalidad hay que limitarlos, por
tanto, a problemas emocionales, afectivos y sociales. Estos últimos sólo cuando
haya evidencias de que fueron causados por perturbaciones emocionales o
afectivas subyacentes, y no cuando son producidos por situaciones ambientales
propiamente, aunque sea muy difícil separar en ocasiones el origen y las
consecuencias de estos trastornos, que son, más bien, una red compleja en la que
es difícil determinar las causas y los
efectos.
Aunque no todos los trastornos de personalidad llevan a
conductas de inadaptación social, hay una frecuencia de que las perturbaciones
emocionales dan como consecuencia un desajuste
social.
[editar] Clasificación
Los dos principales sistemas de clasificación, el
CIE y el DSM, deliberadamente han
fusionado sus diagnósticos hasta cierto punto, pero aún sigue habiendo
diferencias. Por ejemplo, el CIE-10 no incluyen el trastorno narcisista de la personalidad
como una categoría distinta, mientras que el DSM-IV no incluye la transformación persistente de la
personalidad tras experiencia catastrófica o tras enfermedad
psiquiátrica. El CIE-10 clasifica el trastorno esquizotípico de la personalidad del
DSM-IV como una forma de esquizofrenia y no como un trastorno de la
personalidad. El DSM-IV sitúa los trastornos de personalidad como entidades
separadas de los trastornos mentales (Ejes), mientras que el CIE no utiliza un
sistema multiaxial. El diagnóstico y agrupación de los trastornos de
personalidad genera controversia y polémica, pues no están bien definidos los
criterios para diferenciarlos de otros trastornos mentales o distinguir las
categorías particulares de trastornos de la personalidad unas de
otras.[9]
[editar] Lista
de trastornos de personalidad definidos en el
DSM
El DSM-IV-TR (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos) menciona diez
trastornos de personalidad, los cuales se agrupan en tres
grupos:[10]
[editar] Grupo A (trastornos raros
o excéntricos)
- Trastorno paranoide de la
personalidad, personalidad
paranoide. - Trastorno esquizoide de la
personalidad, personalidad
esquizoide. - Trastorno esquizotípico de la
personalidad, personalidad
esquizotípica.
Este grupo de trastornos se caracteriza por un patrón
penetrante de cognición (por ej. sospecha), expresión (por ej. lenguaje extraño)
y relación con otros (por ej. aislamiento)
anormales.
[editar] Grupo
B (trastornos dramáticos, emocionales o
erráticos)
- Trastorno antisocial de la
personalidad, personalidad
antisocial. - Trastorno límite de la
personalidad, personalidad límite o
Borderline. - Trastorno histriónico de la
personalidad, personalidad
histriónica. - Trastorno narcisista de la
personalidad, personalidad
narcisista.
Estos trastornos se caracterizan por un patrón penetrante
de violación de las normas sociales (por ej. comportamiento criminal),
comportamiento impulsivo, emotividad excesiva y grandiosidad. Presenta con
frecuencia acting-out (exteriorización de sus rasgos), llevando a rabietas,
comportamiento auto-abusivo y arranques de
rabia.
[editar] Grupo C (trastornos ansiosos
o temerosos)
- Trastorno de la personalidad por
evitación,
personalidad fóbica. - Trastorno de la personalidad por
dependencia, personalidad
dependiente. - Trastorno obsesivo-compulsivo de la
personalidad, trastorno anancástico de la personalidad o personalidad
obsesiva-compulsiva.
Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de
temores anormales, incluyendo relaciones sociales, separación y necesidad de
control.
[editar] Diagnóstico
[editar] DSM-IV
El DSM-IV enumera los criterios diagnósticos generales que debe
cumplir un trastorno de la personalidad, además de los criterios específicos
para cada trastorno de la personalidad en
particular:
- A. Un patrón
permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta
acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se
manifiesta en dos (o más) de las áreas
siguientes:
- Cognición (p. ej., formas de
percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los
acontecimientos). - Afectividad (p. ej., la
gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta
emocional) - Actividad
interpersonal. - Control de los
impulsos.
- B. Este
patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de
situaciones personales y
sociales.
- C. Este
patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo.
- D. El patrón
es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la
adolescencia o al principio de la edad
adulta.
- E. El patrón
persistente no es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de
otro trastorno mental.
- F. El patrón persistente no es debido a
los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento) ni a una enfermedad médica (p. ej., traumatismo
craneal).[11]
[editar] CIE-10
El CIE-10 introduce los diagnósticos específicos de cada trastorno
de personalidad con unos criterios de referencia generales que son
similares:
- Pautas para el
diagnóstico:
Se requiere la presencia de una alteración de la
personalidad no directamente atribuible a una lesión o enfermedad cerebral
importante, o a otros trastornos psiquiátricos, que reúna las siguientes
pautas:
- Actitudes y comportamiento
marcadamente faltos de armonía, que afectan por lo general a varios
aspectos de la personalidad, por ejemplo, a la afectividad, a la
excitabilidad, al control de los impulsos, a las formas de percibir y de
pensar y al estilo de relacionarse con los
demás. - La forma de comportamiento
anormal es duradera, de larga evolución y no se limita a episodios concretos
de enfermedad mental. - La forma de comportamiento
anormal es generalizada y claramente desadaptativa para un conjunto amplio
de situaciones individuales y
sociales. - Las manifestaciones
anteriores aparecen siempre durante la infancia o la adolescencia y
persisten en la madurez. - El trastorno conlleva un
considerable malestar personal, aunque éste puede también aparecer sólo en
etapas avanzadas de su
evolución. - El trastorno se acompaña, por lo general aunque no
siempre, de un deterioro significativo del rendimiento profesional y social.
Para diagnosticar la mayoría de los tipos citados más abajo, se requiere a
menudo la presencia de al menos tres de los rasgos o formas de
comportamiento que aparecen en su descripción.[12]
Para diagnosticar la
mayoría de los trastornos de personalidad, se requiere la presencia de al menos
tres de los rasgos o formas de comportamiento que aparecen en cada descripción.
El CIE añade que para las diferentes culturas puede sea necesario desarrollar un
conjunto específico de criterios que tenga en consideración las normas, reglas
y obligaciones sociales de cada región o cultura.[13]
[editar] Trastorno
de personalidad versus personalidad
sana
Un trastorno de personalidad es un modo patológico de ser
y comportarse que:
- Es omnipresente: se pone de
manifiesto en la mayor parte de las situaciones y contextos, y abarca un
amplio rango de comportamientos, sentimientos y
experiencias. - No es producto de una
situación o acontecimiento vital concreto, sino que abarca la mayor parte
del ciclo vital del
individuo. - Es inflexible,
rígido. - Dificulta la adquisición de
nuevas habilidades y comportamientos, especialmente en el ámbito de las
relaciones sociales: perjudica el desarrollo del
individuo. - Hace al individuo frágil y
vulnerable antes situaciones nuevas que requieren
cambios. - No se ajusta a lo que cabría
esperar para ese individuo, teniendo en cuenta su contexto
sociocultural. - Produce malestar y
sufrimiento al individuo o a quienes le rodean: provoca interferencias en
diversos ámbitos (social, familiar, laboral,
etc.) - El malestar es más bien consecuencia de la no
aceptación por parte de los demás del modo de ser del individuo más que una
característica intrínseca del trastorno: en general suelen ser egosintónicos (de acuerdo con el
Yo). - Por lo antedicho, la conciencia de enfermedad o
anomalía es escasa o inexistente.[14]
En cambio una personalidad sana responde a las siguientes
características:
- Adaptativa.
- Flexible.
- Funcionamiento autónomo y
competente en diferentes áreas de la
vida. - Habilidad para establecer
relaciones interpersonales
satisfactorias. - Capacidad para conseguir
metas propias, con el consiguiente sentimiento de satisfacción
subjetiva.